Un plagio a la vida.
Jamás pensé encontrarme ante una situación tan adversa a mis principios, al menos, no dentro de una aula universitaria. Los valores éticos han cambiado o yo empiezo a ser caduca.
Eran los tiempos de un concurso de cuento sobre el amor y otras pasiones. Así que les indiqué las características y todos los/as estudiantes deberían escribir un cuento con ese tema.
Cuando revisé las historias que habían escrito, me encontré con una muy conocida leyenda sobre el halcón y el águila, de inmediato busqué en internet y ahí había más de cuatro sitios con la misma historia, sólo los nombres y los lugares no coincidían. Aparté el trabajo y le escribí la palabra "plagio" entre signos de admiración. Entregué todos los trabajos a sus autores, les hice algunos comentarios, sugerencias o simplemente palabras de aliento para que siguieran escribiendo. Al final un joven se acercó a pedirme su trabajo y con voz firme le dije que su trabajo era un plagio y le indiqué los sitios donde aparecía esa historia.
El alumno se encolerizó y dijo - no es el mismo, el mío tiene algunos cambios- solicité al grupo que pusieran en el buscador de google las palabras "el águila y el halcón", de inmediato lo encontraron, leí las primeras frases y coincidían con el texto del alumno.
Al sentirse acorralado, intentó amenazarme pronunciando que su tía era la delegada del STUNAM, que tenía familia en la biblioteca del plantel, que iba a hacer una llamada a ciudad universitaria.
Le sugerí que se saliera y reflexionara sobre su actitud, momentos más tarde, una alumna me pide que hable con él, pero sin la presencia del grupo. Acepté. Ingresó al salón más agresivo y con un grupo de 4 alumnos, dijo que eran sus testigos. No tenía sentido continuar con la conversación, él no había comprendido la magnitud de su plagio ni de la actitud que asumió, así que le propuse continuar con la charla el viernes.
Comprendí que el alumno es prepotente porque piensa que tener una tía delegada del sindicato de los trabajadores de la limpieza, lo coloca en un peldaño de superioridad y por lo tanto impune. En fin, esperé a que durante el jueves, él pensara y comprendiera el impacto de su actitud al apropiarse de un trabajo intelectual ajeno.
El viernes como todas las semanas, imparto clases desde las 7 am, a media clase llegó el Secretario Académico a preguntarme qué había pasado con el alumno, le expliqué y reiteré mi decisión de mandarlo al Tribunal Universitario. Me comentó sobre la visita que le hicieron los padres del alumno y de su intención de acusarme de "acoso escolar".
Inició la siguiente clase, llegó el alumno, se incorporó a las actividades y a media sesión se retiró. Les comenté a los alumnos sobre la pretensión de los padres de acusarme de "acoso escolar" y reiteré mi decisión.
En esos momentos comprendí que el alumno proviene de una familia corrupta, donde el robo, engaño, amenazas e intimidaciones son asumidas cotidianamente, que la honestidad, la verdad y el honor están ausentes de sus vidas. Me pregunté Qué caso tiene sancionar en el Tribunal Universitario a un estudiante al que su familia le solapa y justifica su delito, porque el plagio es un delito. Opté por expulsarlo de mi clase.
Él regresó al final de la clase, con dos compañeras, su actitud soberbia y prepotente, me amenazó con llamar a sus abogados, a su mamá que trabaja en CU, con su familia que trabaja en la biblioteca y yo le miraba a los ojos, él los evadía, pero no dejaba de lanzar amenazas. Cuando le dije mi decisión, le llamó a su mamá por teléfono para que ya no llevara a los abogados. Sentí tristeza por él, la vida le va a cobrar el plagio tarde o temprano, sentí vergüenza por sus padres que incapaces de corregir una falta de su hijo lo solapan y mañana lo lamentarán.
Recordé algunas participaciones del alumno, mentiras expresadas frente al grupo para intimidarlos y someterlos a sus vaivenes, falsos testimonios de eventos a los que aseguraba haber asistido, superioridad fingida ante situaciones económicas y una pobreza de lenguaje que evidenciaba su nula cultura.
Cómo han cambiado los tiempos! Para muchos jóvenes es más fácil plagiar la vida de otros, por ejemplo, los personajes de series japonesas, de caricaturas, de películas y se niegan a se auténticos o a aceptarse como son.
6 de febrero de 2015