Hoy 28 de octubre de 2016, me encuentro en la Ciudad de México, es tarde y el cielo muy gris, el tráfico invade las avenidas y calles pequeñas. Nuevamente, la delincuencia invade con sus súplicas a San Judas Tadeo. La Virgen del Metro, antes tan venerada, hoy está en el olvido. Carros adornados, autos nuevos y viejos, gente disfrazada de San Juditas deambula por la calle. Hay miedo entre los habitantes, ya que, los seguidores del Santito, le prometen dinero y lo consiguen robando, cada 28 de octubre. Son los parias de la sociedad, gente joven sin oportunidades de empleo, educación ni salud. Por cierto, estos derechos han sido privatizados poco a poco por la clase en el poder y la gente ni protesta ni denuncia.
La delincuencia de todos los niveles, inicia su festejo desde la noche anterior, lanzan cohetes, llevan música, hacen filas para entrar a la iglesia y entregarle al santo, una parte de sus atracos. Hay limosnas muy jugosas, música en vivo con banda o con mariachis, flores, cánticos y la vestimenta al estilo del santo o con playeras alusivas a una banda de atracadores o una imagen del santito y cada grupo delincuencial lleva una imagen del san Juditas en brazos, en carro o en camionetas.
¿Qué le piden al santo? ¿Qué favores recibieron del santo? La respuesta es sencilla. le piden protección para sus atracos y le agradecen por haber llevado a buen término un asalto, una estafa o un trinquete.
La policía observa y protege a los caminantes, delincuentes disfrazados de San Judas y los protege para que lleguen con "bien" al altar del santito. Muertes de jóvenes y también de ancianos en manos de la delincuencia y una noticia inesperada, desde Polotitlán me avisan que falleció la hija de Don Goyo. Descanse en paz, una criatura que en vida padeció tantos tratamientos y agresiones médicas, desde su nacimiento, ella sufrió las inclemencias del Seguro Popular, cortina que tapa la verdadera y perversa intención del gobierno para privatizar el derecho a la salud. Por los muertos/as que son nuestros muertos/as no sólo lagrimas, también la protesta y la exigencia de un país más justo y equitativo.
La delincuencia de todos los niveles, inicia su festejo desde la noche anterior, lanzan cohetes, llevan música, hacen filas para entrar a la iglesia y entregarle al santo, una parte de sus atracos. Hay limosnas muy jugosas, música en vivo con banda o con mariachis, flores, cánticos y la vestimenta al estilo del santo o con playeras alusivas a una banda de atracadores o una imagen del santito y cada grupo delincuencial lleva una imagen del san Juditas en brazos, en carro o en camionetas.
¿Qué le piden al santo? ¿Qué favores recibieron del santo? La respuesta es sencilla. le piden protección para sus atracos y le agradecen por haber llevado a buen término un asalto, una estafa o un trinquete.
La policía observa y protege a los caminantes, delincuentes disfrazados de San Judas y los protege para que lleguen con "bien" al altar del santito. Muertes de jóvenes y también de ancianos en manos de la delincuencia y una noticia inesperada, desde Polotitlán me avisan que falleció la hija de Don Goyo. Descanse en paz, una criatura que en vida padeció tantos tratamientos y agresiones médicas, desde su nacimiento, ella sufrió las inclemencias del Seguro Popular, cortina que tapa la verdadera y perversa intención del gobierno para privatizar el derecho a la salud. Por los muertos/as que son nuestros muertos/as no sólo lagrimas, también la protesta y la exigencia de un país más justo y equitativo.