20/9/21

                                

















 Tía Eva.

 La conocí cuando mi madre y mi abuelo se reconciliaron. Nuestra familia está plagada de distancias y largos tiempos mudos. Sería el año de 1952 cuando nos llevaron a Teziutlán, o tal vez fue antes, no lo sé, pero para el año 1955, ya estábamos instalados en “La Misma Idea”, era una clásica tienda de pueblo, donde se vendía maíz, frijol, refrescos, hasta aguardiente de caña, de todo había.


Mi abuelo era de ojos verdes, gordo y diabético, tenía una cantina-tienda llamada “La Chiquita”, él la atendía y le brindaba a sus hijas todo, eran muy consentidas, su único hijo era dominante y caprichoso, nadie estudió más allá de la primaria. Entre esas hijas volubles, estaba mi tía Eva, era muy hermosa, su mentón lo adornaba un hoyuelo, cabello negro, risueña, con una risa encantadora.


Hubo chismes, cartas anónimas contra nuestra familia y mi abuelo las creyó todas. Y otra vez distancia y tiempo mudo. 

Cuando el abuelo estuvo muy enfermo, vino a nuestra casa y lo cuidamos entre toda la familia, se regresó a Teziutlán y murió. Cuentan que mientras mi abuelo agonizaba en un cuarto de “La Misma Idea”,  mi tía Eva daba a luz a su hija Susana en la habitación de a lado.  El abuelo dejó una buena herencia a sus hijas e hijo, pero ellos no sabían trabajar y se dedicaron a despilfarrar el montón de dinero y tres propiedades que eran enormes. Sin dinero y muerta la hija mayor de nombre Isabel, acudieron a la Ciudad de México, a mi casa, que era muy pequeña, recibimos a Queta la segunda esposa de mi abuelo y a sus hijos Eva y Armando, mi tía Eva tenía una niña como de tres o cuatro años, llamada Susana. Recuerdo que mi tía Eva no tenía dientes, sólo los colmillos, no se hablaba del esposo, solo mencionaban a  Cuco el trailero. La belleza de antaño se opacaba con esos labios fruncidos, el cansancio y el abandono del arreglo personal, ya que no tenían dinero ni trabajo y nada sabían hacer. Mi tía Eva atendía a su hija con esmero, entró a trabajar como recepcionista en un consultorio médico, mi tío tuvo que aprender un oficio, pues era un inútil. Un día se fueron y no supe más de ellos, nada, ni una carta, un telegrama, un saludo, nada.  Poco tiempo después, nos enteramos que vivían en Cuautitlán con Cuco. 

Más distancia y tiempo apagado. Somos una familia dispersa, no nos soportamos por mucho tiempo, o  nos comportamos de manera tóxica y la parentela se aleja, no lo comprendo, tanto la familia Martínez como la Garrido no nos frecuentamos, será por salud mental, ya que la distancia evita los problemas.

Un día me propuse buscar a la familia Martínez y fui a Teziutlán encontré a una nieta de mi tía Isabel habitando lo que antes fue “La Misma Idea”, ahora todo era de lujo, conservaron el estilo, pero brillaba entre las otras casitas. La nieta estaba recién parida, nos presentó a la tataranieta de mi abuelo. Regresé con la firme convicción de buscar a mi tía Eva, en las redes sociales encontré a Susana y nos pusimos de acuerdo para una reunión familiar. 

Mi tía Eva seguía hermosa, tenía una fonda y le fascinaba cocinar, ese día me invitó unos huevos en caldillo de jitomate, que estaban deliciosos, platicamos, armamos nuestros recuerdos, ella sacó fotos, me enseñó el pasaporte de mi abuelo emitido en 1921,  supe de su otra hija, me regaló un chal y se puso muy contenta, era el mes de septiembre, un sábado por la mañana, nos despedimos con la certeza de frecuentarnos. Tía Eva estaba sorda, sus lindos ojos centellaban enojo, hartazgo cuando no entendía lo que se hablaba. Levantaba la voz como si anduviera en el cerro del Colihui en Teziutlán. Llamarla por teléfono era una buena intención que terminaba en un adiós, sin que ella escuchara quién le había hablado.

Distancia, tiempo, distancia… el 14 de septiembre de 2021, me entero en las redes sociales que mi tía Eva había muerto y al mismo tiempo festejaban el nacimiento de su primera biznieta.



Ana Lilia Garrido Martínez

20 de septiembre de 2021.










28/8/19

Ser de la tercera edad.

"Cuando aparecen los hilos de plata.." dijera la canción, que pronóstico tan cabrón se avecinaba. Cada cana anuncia la decadencia de los sentidos, que si ya no oigo bien, Queee? repite por favor. No veo dónde están mis lentes. Ya me volví a caer en la calle y la piel se cuelga, se arruga como pergamino, los ojos llenos de brillo y astucia, hoy saturados de cataratas, miopía y astigmatismo. Que si los huesos son como campechanas porque la densidad ósea ya se jodió. Que el caminar se vuelve lento e imprudente.  Y principalmente la chingada memoria que no te avisa cuando ya contaste algo y te deja hacer el ridículo contando por enésima vez lo mismo. Antes, traías en tu bolsa pastillas, chicles, condones, cigarros, cerillos o encendedor, labial, rubor, rímel, toallas sanitarias o tapones, por si cualquier cosa. Ahora tenemos que cargar con la pastilla para la piel, la de los huesos, la de la presión, el magnesio y el potasio, el celular con infinidad de recordatorios para todo momento, -es hora de comer-, -es tiempo de dormir-,  -comprar el mandado-, -hacer ejercicio-, leer, pintar, coser, etc-. Las reuniones con las amistades son un rosario de malestares, síntomas, remedios, medicina alternativa, yoga y tai chi, precio de pañales para adulto/a, los pagos de la pensión, cuentas y tipos de bancos para que administren mejor tu dinero y continuas idas al baño, porque la vejiga ya no aguanta y la incontinencia puede ser evidente. Se habla siempre del pasado, de lo que fue y no volverá. El vestuario en la vejez es siempre ridículo, ya sea porque te afanas en parecer Sara García "la abuelita del cine nacional", con chongo canoso y sin dientes. O por los colores y extravagancias que ya no lucen en los cuerpos ajados por el tiempo ni el rostro, ayer turgente como durazno, ahora  se asemeja más a una ciruela pasa. 
El tiempo, el implacable...

28 de agosto 2019
Día de los/as abuelos/as.
Ana Lilia Garrido M


DÍA DE LAS ABUELAS.





Este 28 de agosto de 2019 me incorporé a los festejos del día de los/as abuelos/as. Muchos años pasaron para en este preciso día me sienta festejada por ser abuela.
Mi nieta Natalie sintió el tremendo impacto de saber que su madre asesorada por la abuela, le marcaron un límite. Natalie, está acostumbrada a obtener lo que ella quiere con tan solo gimotear, pero la abuela ayudó a que su mamita le indicara un tope - ¿te quieres bajar de la cama? pídelo sin llorar-  y se armó un gran concierto de llanto, mocos, baba y sudor. Su madre se mantuvo, aunque la voz le temblaba y no se atrevía a hablarle fuerte con firmeza, sin enojo.  Después de unos minutos, Natalie dejó de llorar, se bajó sola de la cama y sollozaba con mucho sentimiento hasta que  vio a un juguete y volvió a jugr como si nada hubiera pasado.
Tania se reconoció tan miedosa como Conchita que no se atrevía a llamarle la atención a Mane. Superó la prueba y ahora va a enseñarle a mi nieta a pedir las cosas, a nombrarlas en vez de llorar y posteriormente aprenderá a negociar y a aceptar que no puede tener todo lo que pide.
Por lo pronto, la propia Tania dijo que suspendería el uso de la tablet y se dedicará más a enseñar a mi nieta a comunicar sin llorar lo que necesita o quiere.
Así pasé mi primer año de abuela con nieta.
28 de agosto de 2019
Ana Lilia Garrido M

Y por fin Ganó AMLO!



Y por fin ganó AMLO.

Corría el mes de julio de 2018. En la población había una sensación de incertidumbre, la competencia electoral había estado muy sucia, por un lado el PAN arremetía con mentiras y difamaciones para descalificar al candidato puntero y el PRI regalaba dinero a  manos llenas. todo indicaba que otra vez el fraude se impondría.

El reto era invitar a un mayor número de votantes, hacer una gran diferencia entre AMLO y el resto de contrincantes, demostrar que la población mayoritariamente estaba con Obrador.

Salimos a votar, como siempre había mapaches en los alrededores de las casillas electorales, gente iba y venía con el celular en la mano, reportando avances y tropiezos. Mi sorpresa fue grande cuando vi la enorme fila de votantes que esperaban su turno, ahí estaban mis vecinos/as, gente alegre queriendo ejercer su derecho a decidir, muchos policías rondaban la calle, sentí miedo. Miedo a otro fraude, miedo a otra estafa a la voluntad ciudadana, miedo a seguir en declive hacia la ruina nacional.

Regresé a mi casa, busqué en la radio las noticias del proceso electoral. fue largo el día, lentas las horas, los minutos pasmados. ¿Qué va a pasar? Estaba convencida de la afluencia de votantes, pero  no contaba con la información sobre sobornos, voto tamal, compra de votos, el carrusel, mapaches electorales y toda la parafernalia priista y panista que actúa silenciosa, comprando voluntades y dignidad. Así que me dispuse a esperar.

La televisión no informa, detesto los comentarios flácidos y sin referentes de conductores y comentaristas a modo. La radio mezclaba música, entrevistas y datos poco interesantes - que si salió a votar Salinas de Gortari.  O cómo iba vestido Peña Nieto y un largo etcétera- La incertidumbre aumentaba, algunos optimistas decían ganamos! otros llamaban a esperar el recuento rápido.

Eran las 8 de la noche, sonó mi teléfono, era Paz  Josefina para indicarme que encendiera la TV porque el candidato del PRI había reconocido el triunfo de AMLO. No lo podía creer!! De inmediato encendí la televisión y me topé con una  hermosa realidad. En pantalla,  AMLO GANÓ LA PRESIDENCIA DE MÉXICO!!!! julio de 2018.
Iniciamos una nueva etapa.
Viva México!!

3/10/18

una grata sorpresa

Una grata sorpresa.
  Hoy revisé la gaceta del CCH Azcapotzalco "Contrastes" del 24 de agosto de 2015 y en la portada se encuentra la foto de la alumna Saraí Rojas Méndez, ella cursó conmigo el primer año del bachillerato.
Médico Cirujano, con un enorme corazón y gran inteligencia.
Recuerdo que desde que la conocí en primer semestre del CCH, ella ya sabía que estudiaría medicina, su deseo era ayudar a la gente, sanar a los enfermos.
Ella es una mujer muy sensible y disciplinada, el conocimiento es su meta en la vida, pero conocer para compartir, para ayudar a otros.
Es un orgullo saber que una estudiante que estuvo en mi grupo haya recibido la  medalla Gabino Barreda por su alto promedio.

Que tu trayectoria esté siempre iluminada con tu inteligencia y dedicación.

Ana Lilia Garrido M
24 de agosto 2015

2/10/18

2 de octubre. NO se olvida!


Hoy escribiré con rojo, el rojo de la sangre que ha manchado a mi país , tantas veces y durante tantos años.





Miércoles 2 de octubre 1968. Plaza de las tres Culturas, Tlatelolco.

la Ciudad de México estaba convulsionada, por un lado,  la alegría de los juegos Olímpicos México 68 y por el otro la insurgencia estudiantil que gritaba "Diálogo público. Alto a la represión". Ambos acontecimientos acaparaban la atención de los habitantes del D.F., unos preparaban el corazón y el gusto por la llegada de la antorcha olímpica y por tantos turistas que entrarían al país. Por otro lado, mucha gente estaba indignada por las respuestas autoritarias, sordas y violentas del presidente Gustavo Diaz Ordaz (GDO). En todas las reuniones, familiares y con los amigos, ambos temas salían a relucir. -las Olimpiadas son una oportunidad para México, podemos impulsar al turismo e incrementar la entrada de divisas- también se escuchaban voces de indignación - ¿Cómo se le ocurre a GDO dar más importancia a unos juegos olímpicos que a las demandas estudiantiles? Es una estupidez encarcelar estudiantes- Así eran las charlas entre amigos y/o familiares, unos a favor y otros en contra.




En 1968 cursaba tercero de secundaria, en la gloriosa Secundaria 28, Dr. Manuel Barranco, qué chulada de escuela. La hora del receso era fabulosa, ya que había un solo patio o explanada que compartíamos con la secundaria Anexa a la Normal Superior, por cierto, también compartíamos la alberca. Así que cuando la Normal superior se fue a la Huelga junto con otras escuelas, ambas secundarias nos unimos involuntariamente al "Movimiento Estudiantil". Pocos teníamos información de lo que sucedía, únicamente nos enterábamos de lo que los estudiantes pintaban con chapopote en los camiones, o por los múltiples rumores que soltaban por aquellos senderos de San Cosme. Al grito de ¡Ahí vienen los estudiantes! los prefectos, la directora y el subdirector nos lanzaban a la calle y cuando caminábamos rumbo a la parada del camión o del tren, nos dábamos cuenta que nada pasaba y entonces nos dedicábamos a recorrer los aparadores de las tiendas, o íbamos a jugar al pasaje San Cosme, que por cierto, dejó de existir cuando pasó el Metro por ahí, otras veces nos sentábamos en el jardín que está en la calle Jaime Torres Bodet y San Cosme, frente a la entrada principal de la Secundaria 4. Desde ahí leíamos las consignas de los camiones y tranvías: "Presos políticos libertad. No queremos Olimpiadas, queremos Revolución. Desaparición del cuerpo de granaderos. Destitución de Cueto Ramírez y García Barragán. Únete pueblo. Normal en Huelga. Están matando a tus hijos", entre otras.

Llegaba a mi casa a la hora de siempre y me encontraba con la novedad de que mi madre sabía todo del movimiento estudiantil, que si mañana hay manifestación, que en el Poli ya no tienen alimentos, a mi madre le preocupaba el Poli porque todos mis hermanos habían estudiado ahí, ella  adoraba a esa institución, tal vez porque le permitió a dos de mis hermanos, encontrar un trabajo digno. Ella hacía colecta entre los locatarios del Mercado 2 de abril y nos ponía a hacer tortas, mismas que metíamos en cajas de huevo y las llevaba a Santo Tomás en camión. Yo me mantenía al margen, no entendía muchas cosas y no buscaba información, me valía un comino, estaba más preocupada por qué iba a seguir estudiando y por la fiesta de "graduación" de la secundaria.

Pero el 2 de octubre, cambió mi manera de proceder. Miércoles 17 horas, mi madre y mi madrina Lupita se fueron al mitin en Tlatelolco, me encargaron que planchara algo de ropa, que no estuviera de ociosa oyendo pendejadas de música de greñudos. Comencé a planchar, estaba sola y encendí la televisión, escuchaba los helicópteros que rondaban por mi casa sin darles importancia, hasta que suspendieron la programación y unas muchachas, estudiantes explicaban con mucha tristeza y dolor que el ejército había disparado contra los asistentes al mitin. De inmediato pensé en mi mamá y en mi madrina, salí a la calle y no pasaba un solo auto o camión, estaban vacías las calles, caminé a Paseo de la Reforma y entonces me asusté más, había mucha gente joven  ensangrentada, llorando y corriendo, gritaban ¡nos están matando! Sentí más miedo. Me regresé a mi casa y pasé a la tienda de Don Josué, para llamar a la casa de mi hermano que vivía en Tlatelolco. No había comunicación. Daba vueltas como estúpida, sin saber qué hacer ni qué había pasado con mi mamá. Al poco rato llegó mi madrina Lupita y pasó a avisarme que ella se había regresado cuando comenzó la balacera, que mi mamá se quedó en el edificio de Relaciones Exteriores (hoy Museo Universitario Tlatelolco), me preocupé más cuando mi madrina me contó que las balas se estampaban en los vidrios del edificio de Relaciones Exteriores, que mi mamá necia se quedó. Sí, necia así era mi mamá. Como a las 10 de la noche, mi madrina que si tenía teléfono recibió una llamada de mi madre, diciendo que estaba bien, que ya venía de regreso.
Mi madre llegó con mi hermana, ya que los soldados no las dejaron pasar al edificio donde vivía mi hermano Rodolfo, cómo se encontraron mi mamá y mi hermana no lo sé y al día siguiente fuimos a Tlatelolco, estaban limpiando la plaza de las Tres Culturas. Qué impresión, había muchos cinturones, zapatos, cabello, trozos de ropa y sangre, sangre que limpiaban  con agua de los camiones del Departamento del Distrito Federal que seguramente Corona del Rosal mandó para borrar cualquier huella de la masacre. Fue muy impresionante, era una escena de horror.



12 de octubre de 1968.

Los días transcurrieron entre dolor y angustia, nos enterábamos de casos de jóvenes desaparecidos, muchachas que no llegaron a su casa y el sufrimiento de tanta gente. Nada pasó, aseguraban en los diarios y en la TV, "pleito entre estudiantes, unos iban armados y como no se pusieron de acuerdo, se armó la trifulca". Los días lentos empezaron a desaparecer la tragedia, para imponer la alegría de las Olimpiadas. 


No había clases, no recuerdo si el año escolar terminó en septiembre o si sólo suspendieron clases durante la Olimpiada, pero lo cierto es que el 12 de octubre día de la Raza, GDO se presentó en el Estadio de Ciudad Universitaria con  un lleno espectacular, no sé si alguien de los ahí reunidos recordaba que el 18 de septiembre había entrado el Ejército Mexicano a profanar las aulas universitarias y a detener estudiantes que pedían diálogo público, alto a la represión, desaparición del cuerpo de granaderos, derogación de los artículos 145 y 145 bis, libertad a los presos políticos, destitución de los jefes policiacos Luis Cueto Ramírez, Raúl Mendiolea y A. Frías, indemnización a todos los muertos y heridos desde el inicio del movimiento. deslinde de las responsabilidades de las autoridades por sus acciones represivas y la única respuesta que recibieron  del gobierno, fueron balas y la cárcel. Cuentan que ese día en el Estadio Universitario hubo una rechifla de repudio a GDO, pero no lo sé de cierto. Las Olimpiadas eran para los ricos y los extranjeros. 

La vida en la Capital se bifurcó, igual que las discusiones familiares, unos seguían exigiendo la libertad de sus compañeros y el cumplimiento del pliego petitorio con las escuelas en Huelga, saturados de dolor y rabia. Otros disfrutaban de los juegos olímpicos por la TV. 

Uno de esos días me enteré que el maratón y la caminata se llevarían a cabo sobre Paseo de la Reforma, salí a ver  la competencia y recordé el miércoles 2 de octubre, cuando en lugar de atletas, corrían jóvenes heridos  en el cuerpo y en el alma.



Por esta razón, el 2 de octubre mi mente NO lo olvida y mi corazón late siempre a la izquierda.




Ana Lilia Garrido M
2 de octubre 2018
Escondido, San Diego B.C.

27/9/18

¡El trailer de la muerte!




Me enteré  mucho tiempo después  de que publicaran en México el terrible incidente del trailer de la muerte.
No me encuentro en mi país, y las noticias llegan un poco tarde, compré la revista Proceso y escuché a Carmen Aristegui, acá en el imperio.
No puedo creer, que en México, los cadáveres sean tantos que haya necesidad de contratar un trailer con un osito en los costados para que los cuerpos de gente desconocida transiten por todo el estado de Jalisco, mientras mucha gente busca desesperadamente a sus familiares desaparecidos. No lo puedo entender, ¿Qué está  pasando? la muerte es un ejercicio tan natural que a nadie le importa. ¿por qué los cadáveres de gente desconocida son tratados como basura? ¿quién le avisa a los familiares de los hallazgos encontrados? 
Nada hay. No se encuentran organizados los datos ni la ficha de identificación de los cadáveres ¿Por qué? 
El Estado con Peña Nieto al frente debe explicar y dar respuesta a estas interrogante. Comprendo que ya se va, pero está obligado a dar  una explicación de estos acontecimientos.
parece que la vida de seres humanos, no cuenta, que es lo mismo vivir que morir. No hay interés del presidente Peña para dar la cara y responder. ¿Por qué se contrató a trailers para transportar cadáveres? ¿Por qué no se anunció de manera pública a los deudos?
Hay una intención perversa en ocultar los datos de estas muertes.
Por favor NO olvidemos que son seres humanos y no importa por qué perdieron la vida. Merecen un trato digno a sus cuerpos y a sus deudos.
Los humanos nos estamos acostumbrando a la muerte.


Ana Lilia Garrido M
23 de septiembre 2018
Escondido, San Diego B.C.