NOVIEMBRE DE 1981. Jardín de niños, festejo organizado por Clemente Eslava.
26
de septiembre de 2016.
Para mi amiga Meli.
Como quiera… Esa era tu frase, como
quiera nos vemos, como quiera nos hablamos, como quiera ahora piensa, me
decías.
Como
quiera te conocí un lunes de enero del
año 1969, llegamos puntuales a la primera clase en la ENM, nos saludamos, como
queriendo hacer platica o como queriendo no estar solas en ese salón del tercer
piso del turno vespertino. Llegó la hora del receso, nos miramos y tú
propusiste ir a comprar algo para comer.
Desde ese día, nuestra amistad recorrería muchos caminos.
Acordamos sin mayores trámites, esperarnos
siempre a la hora de la entrada en “El Oasis”, tú eras la primera en
llegar, siempre con la tarea hecha y por
si había examen, tú tenías todos los
datos bien aprendidos. Una vez te dije que estaba agradecida contigo porque siempre me
ayudaste a repasar todos los apuntes antes de entrar al examen y me dejaste
copiar en otros. Nos juntábamos en torno tuyo y comenzabas a repasar y aclarar
dudas y cuestionamientos que te hacíamos. Una
verdadera compañera.
El estudio fue para ti un reto que
venciste con facilidad, porque para
inteligente nadie te ganaba, además la vanidad nunca te cegó, sencilla sin
competir con aquellas figuras que pretendían saberlo todo y cuando menos lo
esperaban, tu aportación las bajaba de su pedestal o el comentario de algún
profesor que valoraba tu saber e inteligencia, te colocaba ante los ojos de
todo el grupo, como una estudiante brillante.
Como quiera eran los años maravillosos de
nuestra juventud, de la inocencia y vitalidad que nos ayudaron a establecer
vínculos tan sólidos que nunca se rompieron. Cuántas veces nos reímos hasta
llorar! Muchas amiga. Recuerdo tu risa
plena, llena de ánimo, la expresión de tu rostro bañada de un hermoso tono
rosado cuando la carcajada nos invadía, sacabas un pañuelo y te secabas las
lágrimas de risa, para hacer una pausa y pedir una tregua, -espérate tantito-
decías.
Cuando se me atravesaba una ocurrencia muy
loca, tú me hacías reflexionar y buscar otras opciones, así fue en tiempos de
la Normal y cada vez que nos juntábamos,
me hacías recapacitar, te
escuchaba con atención, porque
siempre supe que en cada consejo había cariño para mi.
Recuerdo que por circunstancias de la
vida, del matrimonio, de los hijos, de la distancia, nos alejamos un poco. Pero nos volvimos a
encontrar, nos buscamos y nos abrazamos, la vida nos regaló la oportunidad de
seguir compartiendo risa, ocurrencias y nuevos proyectos.
Creciste en todos los ámbitos amiga, te
hiciste una enorme torre de luz que irradiabas a todos lados tu cariño, tu
bondad. Nunca te escuché un comentario
desagradable hacia alguna persona, siempre respetuosa, no albergabas
rencores ni sed de venganza, ni te clavabas en los defectos de los demás para
hacer escarnio. Maravilloso ser humano.
Como quiera la organización era lo tuyo,
no había detalle que se te pasara si tú llevabas la batuta, sea el festejo del
Día del Niño, tu boda, la Navidad, el
cumpleaños de tus seres queridos o una actividad que implicara la participación
de otros más. Los insumos los tenías a tiempo, de buena calidad y de precio inmejorable, el detalle de la
invitación o el recuerdo, nunca faltaron.
Tu estrategia estaba siempre completa y sin fallas. Juntas organizamos
muchos festejos, que si la venta de boletos para coronar al mejor amigo/a del
3º. O, conservo la corona que hiciste para dicho evento, un día nos dimos a la
tarea de hacer el festejo de los 30 años de nuestra generación, preparaste la escolta y el gazné que usarían, los honores a la bandera, las
invitaciones, los recuerdos, diplomas y más. El día del festejo estabas tan
linda, con tu vestido color celeste, decías tú y mi compadre galán junto a ti,
una hermosa pareja. Terminamos cansadas, contentas y nadie nos dio las gracias.
Yo me molesté y decía tonterías, que si
todo mundo disfrutó y nadie se dio cuenta que ese festejo era gracias a nuestro
esfuerzo y dedicación y tú me dijiste –piensa que era un deseo tuyo, nadie te
obligó a hacerlo- y me ubicaste una vez más.
Mujer centrada en tus juicios y
siempre planeando el éxito.
Amiga, qué hermosa es tu letra, perfecta
sin trazos mal hechos, conservo las cartas que me escribías cuando era
temporada de vacaciones, unas son de Saltillo otras de Monterrey y en este
2016, las volvimos a leer juntas, te pedí que leyeras en voz alta y lo hiciste
amiga, recordamos aquella época tan significativa para nuestra existencia. Las
palabras en clave, los recursos gráficos para decir lo que no queríamos que
otros se enterarán. Hicimos nuestro idioma de amigas. Jugamos
con las palabras y con el presente de ayer.
Un día, escuché que te referías a mi como
“la amiga” y me sentí halagada por ser amiga tuya, aunque fuera así un poco
fría la referencia, me sentí bien, pero en otra ocasión platicando nos dijimos
hermanas y eso me llenó de contento, me estabas dando un lugar especial en tu
corazón, más allá de amiga o comadre, me dijiste -yo también te quiero como a
una hermana- y desde ese momento, nos
convertimos en hermanas de corazón.
Como quiera soy un día, mayor que tú y siempre
estuviste atenta a mi cumpleaños, a procurarme un obsequio elaborado por ti o a considerar mis gustos o
mis necesidades, me conocías muy bien.
Recuerdo tantas veces que me sorprendiste con un pastel hecho por ti, o
un patrón para que me hiciera un vestido. Cuando tenía una alegría te buscaba
para compartirla o un problema o una bronca lo mismo, eras tú la persona
indicada, la que comprendía lo que pasaba por mi cerebro y por mi corazón. Por
eso tus consejos siempre eran tan atinados y tus comentarios acordes a la
realidad que estaba enfrentando. Compañera excepcional.
Hoy 26 de septiembre, me entero que te adelantaste, al lugar sin
retorno. Te fuiste sin mi. No lo puedo
creer. No lo quiero creer. Meli, amiga,
están pendientes cuatro cosas, enseñarme
a preparar la machaca que me regalaste, ir a Xochimilco a comprar plantas, pasar
unos días en Polotitlán cosiendo, tu caminito de mesa que te traje de San Juan
del Río y la más primordial llevarte con otro médico, me dijiste – espérate a
ver cómo resulta este tratamiento y voy con el Dr. que tú dices, pero hay que
terminar lo que se empieza, vemos- . el plazo vencía a finales de este mes.
Le doy vueltas y más vueltas a tantos
recuerdos que conservo, a tantas alegrías que me regalaste. Te quiero amiga, me duele esta inesperada partida. Te voy a extrañar
mucho. Segura estoy que estás descansando, que te encontrarás con tus
familiares y hermanos. Quiero pensar que desde
ese lejano lugar, a la distancia celestial te darás cuenta de todos los cariños que te
brindamos y que estarás en el recuerdo para mantener viva la llama de tu presencia en
nuestras vidas.
Descansa en paz, que acá todo andará bien,
tu esposo y compañero, tus hijos, Nancy, Magua, Alice, Pili, Caro y yo
mantendremos los vínculos que tú nos regalaste.
Descanso eterno para ti.
Hasta siempre amiga Meli.
Ana Lilia Garrido M
JULIO 1971. RUMBO A ISLA MUJERES.