18/4/13

UN FANDANGO PARA EL CCH AZCAPO.


Con tres meses de anticipación organicé una gran fiesta para festejar los 42 años del CCH Azcapotzalco, el propósito era integrar a la comunidad, estudiantes, docentes y trabajadores a través del lenguaje universal de la música y la colaboración.

Se realizaría en dos etapas, una semana dedicada a la presentación del trabajo que se hace en el aula y la otra sería una gran fiesta de fandango, con tres pistas para hacer música. Una dedicada al rock, otra a la música tradicional mexicana y una para cantar de todo con pista, el llamado karaoke. Además,los estudiantes  instalarían puestos con comida y artesanías mexicanas.
Publiqué una convocatoria, para integrar el Comité Organizador, sólo hubo dos respuestas de docentes y una veintena de alumnos, de mis grupos y dos ex alumnos.
Abrí una página en Face Book, llamada Un Fandango para el CCH, ahí convoqué a mis contactos para que registraran sus puestos, inscribieran sus grupos de rock y música tradicional. Poco a poco comenzó a multiplicarse la difusión del evento, llegaron quince grupos de rock, un ex alumno anotó a unos niños Jaraneros, una profesora de inglés apuntó a su grupo de danza prehispánica, alumnas bailarinas de danza folclórica y contraté una marimba, un mariachi y un grupo de música versátil.
Como en todo acto educativo, solicitamos el apoyo a la directora del plantel. Aprobó todo, no puso obstáculos. Salimos contentas de la reunión.

Del 8 al 12 de abril,  se llevó a cabo la Semana del Quehacer Académico, (SQA) las actividades  se programaron desde las siete de la mañana hasta las 8 de la noche. Las tres profesoras que integramos el Comité Organizador, atendimos todos los contratiempos de esa semana, que si no barrieron la Sala Centenario, que se acabo la pila del micrófono, que las luces del escenario se apagaron, que la compu no lee el disco, que... en fin, la lista es enorme. Cada  mañana, llegábamos resplandecientes, ya para las cinco de la tarde, los estragos del cansancio y el mal comer eran evidentes. Las dos profesoras que me acompañaron en esta aventura son muy jóvenes, sin embargo la jornada tan agobiante comenzó a hacer estragos, pero ellas firmes y colaboradoras en todo lo que hacía falta, no escatimaron su ayuda, si lo podían resolver, lo hacían. Por eso, todas las actividades salieron de maravilla, ya que se abrieron espacios de discusión, de diálogo propositivo y los estudiantes se fascinaron con el intercambio de aprendizajes de todo tipo. Olvidaba mencionar, contamos con la visita de un grupo de ex alumnos del CCH Azcapotzalco, de diferentes generaciones, para que platicaran sus experiencias académicas en el Colegio y cómo impactó esta educación en su vida profesional. Un éxito! ahí se enteraron que un famoso escritor, cursó el CCH en cinco años y que debía 23 materias, pero aprendió en las aulas que lo que se inicia hay que terminarlo, por eso llegó a ser un escritor con dos libros publicados. Hubo entre los invitados, politólogos, guionistas de cine y tv, historiadores, un  canta-autor,  profesoras, etcétera. Toda una experiencia colmada de aprendizajes.
El Fandango del día 15 de abril,  fue un reglo de alegrías para toda la comunidad, la risa y el gusto se veía en toda la gente que participó y en los espectadores. El mariachi y la marimba arrancaron canciones a un profesor y a varios estudiantes. La comunidad LTGB aportó su creatividad con obras musicales. El baile, llenó la explanada de parejas que al son de la música hacían sus mejores pasos, vueltas y cadencias.
Es invaluable el impacto del evento, toda la comunidad aprendió a convivir y a ser más colaborativos, más solidarios, más camaradas,  en una palabra a ser y convivir como verdaderos compañeros. Vencer el pánico escénico fur otro aprendizaje para muchos estudiantes, que por primera vez usaban el micrófono.
Desafortunadamente, las únicas fallas fueron administrativas, en especial el Departamento de Audiovisual, la limpieza otro factor, el  incumplimiento del horario para hacer las tareas asignadas y los enojos del secretario general y Difusión Cultural porque no les avisamos, uufff qué difícil es aportar cuando hay tantas veleidades y egos en juego.
En fin, cuando nos acercamos a la directora para evaluar el evento, recibimos un balde de agua fría sobre nuestro trabajo. Nunca reconoció nuestros aciertos, se dedicó a justificar la fallas de su equipo y a refregarnos en el rostro los eventos que ella ha realizado. Nunca preguntó cuánto gastaron ni valoró los días de trabajo extra que le dedicamos a la planeación y a la realización. No se le ocurrió darnos un pequeño reconocimiento, una hoja en la que nos diera testimonio de la valoración que ella hacía de nuestro trabajo, nada, nada dijo.  
Sólo, repitió los agradecimientos que hice a mis compañeras profesoras.
Este fue el Fandango de las incapacidades administrativas y el Fandango de alegría para la comunidad.

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